Storyline del torneo de GdM de Valencia que se celebrará el próximo sábado 27 de julio a las 10:30 durante las jornadas de "Rol en Quart". En este relato se decidirá qué mitología se quedará con el Punto de Poder de la Opera de Sidney. Aquí tenéis un enlace al evento: Torneo Storyline Guerra de Mitos en Valencia - Jornadas Rol en Quart
Empieza la Guerra IV: Triada
de LaAnjanaBrenna
Oslo, Marzo de 2013.
Se despertó con sudores y taquicardias. Desde que había regresado las pesadillas habían vuelto a ser grotescas y virulentas. En los últimos días no recordaba haber descansado y su mal humor se hacía evidente para los que le rodeaban. Le asfixiaba la idea de que todo aquel renacer tan solo fuese un camino hacia la muerte y ya estaba cansado de evadir su destino. Quizás fuese una buena idea el dejarse ir hacia la profecía.
Los últimos sueños tenían extrañamente el mismo contenido. Unos enormes moluscos de cáscara blanca emergían del mar y se aposentaban en la tierra tomando la forma de un moderno edificio de cuyo interior brotaba la cautivadora música de alguna variedad de tambor metalizado. El son de la danza guerrera le atraía y decidía descubrir el lugar del cual procedía. Justo antes de alcanzar la puerta sentía la presión de una enorme sombra sobre él. La sensación de que alguien apretaba hasta hacer estallar su corazón la hacía despertar.
El mal humor y la sensación de debilidad, en otros tiempos le hacían salir hacia el patio del Breidablik a entrenar con furia evitando tener que dar explicaciones, pasando día y noche inmersa en choques de hachas y golpes secos de espadas. Cuando el cuerpo estaba tan cansado que ni la cabeza funcionaba, volvía sudoroso y relajado a los brazos de su esposa, aunque el temor a dormir le acompañaba día y noche.
Aún no había salio el sol, pero daba igual, tenía que sacarse de encima aquella sensación de impotencia. Así que se levantó de la cama y se fue directo a dar golpes a un saco que días a tras había colgado de una de las vigas del techo. Sus puños chocaban con la inerte víctima, la cual se balanceaba propinándole algún que otro golpe. Si se concentraba en esquivarla, la cabeza dejaba de pensar en la sombra y en aquella absurda quimera.
Cuando Frig entró en la estancia, Baldur ni tan siquiera reparó en su presencia. Fueron sus palabras las que le sacaron del frenesí. Miró a su madre con los ojos desorbitados y Ella supo que a su amado hijo le rondaban de nuevo las pesadillas.
- He decidido enfrentarme a mi destino, madre – dijo mientras se secaba el sudor que caía por su hermoso rostro – Llevo días teniendo el mismo sueño y sé que tiene que ver con el hecho de que hayamos vuelto. Se acerca una batalla
Desde luego que nada en este mundo apenaría más a Frigg que la muerte de uno de sus hijos, pero sabía que Bald tenía razón. La hora había llegado.
- Se que ves el futuro. Madre dime lo que me depara - La voz de Baldur estaba llena de amargura.
- Los designios de Orlog no me han sido revelados.
Santuario de Ise. Marzo 2013
Decididamente, caminar no era lo suyo y ya estaba pensando en utilizar otras vías más rápidas cuando recordó el acuerdo que habían tomado tiempo atrás de no llamar excesivamente la atención. ¡Como si no llamar la atención le fuese algo posible!
Las carnes que rebosaban del Mawashi temblaban a cada paso. Los practicantes del Shinto que fieles a la tradición del o-ise-mairi visitaban el Santuario se apartaban a su paso haciéndole sutiles reverencias, posiblemente le confundiesen con un luchador de sumo o tal vez reconociesen al Zouka-Sanshin.
Takami Musubi, recorría a paso lento los escasos metros que le separaban del Santuario Naiku y allí esperaba encontrarla a Ella. Llevaba días buscando el encuentro pero parecía que Amaterasu estaba muy ocupada, no la culpaba por ello, todos lo estaban en esos tiempos inciertos. Pero era su función la protección de los japoneses, de sus hijos y esta vez el peligro no se encontraba físicamente en Japón, aún así tenían que acudir. Era una Revelación Divina tan real como que habían vuelto a estar junto a su prole. No había tiempo que perder.
Pasó bajo el Torii, sobre cual dos petirrojos se acicalaban las alas, pisando suelo sagrado.
- ¡Amaterasu! ¡Amaterasu! , se qué estás ahí, no me hagas esperar demasiado, sabes que la paciencia no es la mejor de mis virtudes – el vozarrón de Musubi resonó entre las paredes del templo.
La luz que iluminó su aparición fue cálida como los rayos solares. Por un momento Takami tuvo que apartar la vista de la brillante figura que se definía frente a El. Su rostro parecía por momentos molesto, quizás por haber sido interrumpida en su reposo.
- ¡Habla, Takami musubi no kami! , parece ser que en esta tierra el descanso no me es permitido – mostraba cierto deje irónico en su forma de hablar.
- Ha llegado mi hora, el próximo seré yo, es lo justo.
- ¿Donde irás?
-Australia es mi destino. Combatiré con honor por la prosperidad de Japón.
Sydney. Marzo 2013
Narell, sentada en la butaca de la quinta fila de asientos de la sala Drama Theatre del Sydney opera House. Hacía días se había hecho con una de las últimas entradas para el Message Sticks Festival.
“Wantok: SING SING” Un viaje épico que sigue los trazos de la canción de los pueblos indígenas de Oceanía. En una exuberante fusión de música y danza. Así rezaba el panfleto con el que se abanicaba distraída, mientras esperaba que la función comenzase.
No podía evitar pensar en cuanto le hubiese gustado que su padre pudiera acompañarla. El, que tanto se jactaba de su naturaleza Aborigen y que tantas noches le había cantado canciones en su lengua madre. Pero el destino había querido que su padre enfermase días atrás y que el ticket que había comprado para él, tuviese que revenderlo casi a mitad de precio al hombre que ahora se sentaba a su lado.
Sin duda alguna era extranjero, su acento y las extrañas ropas que vestía lo delataban. Se trababa de un hombre bien dotado de bíceps, tríceps y todos los “iceps” más que estuviesen repartidos por sus musculosos brazos. Su rostro era hermoso.
Cuando sus ojos se encontraron al iniciar la venta, Narell no pudo sostener la luz de aquella mirada y aún ahora, evitaba que volviese a suceder, recordando cómo se había ruborizado.
Las luces se apagaron. Una voz metalizada dio la bienvenida al público y tras ello un temblor que sacudió a todos de sus sillas. Sobre el escenario un enorme oriental les observaba con cara de pocos amigos.
Narell pensó en buscar refugio en el extraño hombre que se sentaba a su lado, pero cuando se quiso da cuenta éste, se encontraba frente al orondo ser que había a aterrorizado a los cientos de personas que abarrotaban el teatro.
Se miraron…Sabían que no había marcha a tras.